sábado, 16 de mayo de 2020

The Spanish Job 3 Estado de Alarma, de Al Baltax

Definitivamente, esto de las fases de la desescalada ha sido un completo lío. Y al más puro estilo de George Lucas con su saga de Star Wars, a Al Baltax le ha dado por lanzar antes la tercera entrega que la segunda.

Este cortometraje surge desde lo inmediato, lo absurdo, lo impensable que hemos vivido durante algo que jamás pensamos que íbamos a experimentar en nuestras vidas, una pandemia, un confinamiento, una suerte de guerra en la que no hay disparos y lo único que se nos pide es que nos quedemos en nuestras casas, sin entender muy bien que está sucediendo allá afuera. Los que no hemos visto la enfermedad de cerca, hemos tratado de vivir este tiempo de la manera más llevadera posible, y el humor ha sido una de las vías de escape más eficaces y necesarias. Posiblemente los que lo hayan sufrido más de cerca también han necesitado del poder curativo de una sonrisa, y esa ha sido la intención al llevar a cabo este proyecto, intentar arrancar esa sonrisa.

He de confesar que he sido de esos primeros privilegiados, los que no han tenido que sufrir de cerca los estragos de esta enfermedad, y quizá he tenido cierta visión egoísta del asunto, tratando de trivializar situaciones y comportamientos de masas que todos hemos visto a través de los medios de comunicación o las redes sociales, o incluso formando parte de ellos, algunos rozando el absurdo, como el acopio de papel higiénico, la pasión repentina de muchos por la panadería, etc...

Para bien o para mal (más mal que bien, la verdad) estamos viviendo un momento histórico, y todos los momentos claves de la historia han tenido su repercusión en el arte de su momento. He visto como amigos fotógrafos como Jaime Oriz o Beatriz Pitarch nos hacían partícipes de su visión de estos instantes, músicos como Fernando Rickenbacker o Diego Stabilito hacían lo propio con su música, o mi admirado Jesús Marta confinaba sus ilustraciones en latas, y se asomaba a las ventanas ajenas a través del papel y sus rotuladores. Seguramente me dejo a muchos otros.

Tenía que hacer algo, y como siempre, Al Baltax fue mi tabla de salvación. Le pedí total libertad, y me la dió, y con un poquito de complicidad por casa, pude extraer de mi cabeza la imagen que llevaba días rondándome, titulada El Rey del confinamiento. A partir de ella me puse a experimentar...

Y este es el atentado visual perpetrado. Mis disculpas.


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