sábado, 16 de mayo de 2020

Camino de San Ramón en día de tormenta







Camino de San Ramón, Movera (Zaragoza)

La Nueva Normalidad

En La Nueva Normalidad, vemos lo que queremos ver, nos contagiamos de lo que nos cuadra en nuestros propios esquemas, nos confinamos de los demás, y nos ahogamos en nuestra propia basura mental. Igual que en La Vieja Normalidad, pero con mascarillas, gel hidroalcohólico, y ese término tan siniestro llamado distancia social.




The Spanish Job 3 y 1/3, de Al Baltax

No hay dos sin tres...o sí. En este caso ha habido 3 sin 2, e incluso 3 y 1/3. La historia del robo orquestado a través de videollamada pedía más, y Al Baltax ha querido dárnoslo.

The Spanish Job 3 Estado de Alarma había introducido a nuevos miembros de la banda, y parodiando una reunión de teletrabajo había conseguido realizar un ejercicio de comedia coral virtual, muy acorde a los tiempos del confinamiento. Tal vez sea un humor "temporal", y algún día olvidamos lo que significaron estos días, o tal vez estas realidades vengan a quedarse en eso que ahora les ha dado por llamar la Nueva Normalidad.

En The Spanish Job 3 y 1/3, al más puro estilo John Wick, de un pequeño detalle de la anterior, los patinetes, se descuelga toda una nueva historia, quién sabe si el puente hacia otra nueva entrega de la saga.

De igual modo, los patinetes fueron la fuente de inspiración para el proyecto del cartel de este cortometraje. En esas conexiones mentales rápidas y algo absurdas, los cacharros eléctricos sobre ruedas me evocaron la libertad de los conductores de motocicletas, y si hay una película que tiene como icono las choppers, esa es Easy Rider. Así que rebuscando en el cartel de la película, en una de sus versiones del año 1969, encontré el objeto de homenaje perfecto.

Johnny (Javi Lázaro) en primer plano, y el resto de los personajes, Capitán Anemia (Álvaro de Paz), Metralleta (Miguel Ángel Ariño), Vane (Natalia Gómara) y Hubble (Ángel Salazar), montados en sus bestias, con un laurel inventado en homenaje a mi querido Alberto, componen este nuevo despropósito visual. Os dejo el original, para que la crítica pueda ser aún más destructiva.




The Spanish Job 3 Estado de Alarma, de Al Baltax

Definitivamente, esto de las fases de la desescalada ha sido un completo lío. Y al más puro estilo de George Lucas con su saga de Star Wars, a Al Baltax le ha dado por lanzar antes la tercera entrega que la segunda.

Este cortometraje surge desde lo inmediato, lo absurdo, lo impensable que hemos vivido durante algo que jamás pensamos que íbamos a experimentar en nuestras vidas, una pandemia, un confinamiento, una suerte de guerra en la que no hay disparos y lo único que se nos pide es que nos quedemos en nuestras casas, sin entender muy bien que está sucediendo allá afuera. Los que no hemos visto la enfermedad de cerca, hemos tratado de vivir este tiempo de la manera más llevadera posible, y el humor ha sido una de las vías de escape más eficaces y necesarias. Posiblemente los que lo hayan sufrido más de cerca también han necesitado del poder curativo de una sonrisa, y esa ha sido la intención al llevar a cabo este proyecto, intentar arrancar esa sonrisa.

He de confesar que he sido de esos primeros privilegiados, los que no han tenido que sufrir de cerca los estragos de esta enfermedad, y quizá he tenido cierta visión egoísta del asunto, tratando de trivializar situaciones y comportamientos de masas que todos hemos visto a través de los medios de comunicación o las redes sociales, o incluso formando parte de ellos, algunos rozando el absurdo, como el acopio de papel higiénico, la pasión repentina de muchos por la panadería, etc...

Para bien o para mal (más mal que bien, la verdad) estamos viviendo un momento histórico, y todos los momentos claves de la historia han tenido su repercusión en el arte de su momento. He visto como amigos fotógrafos como Jaime Oriz o Beatriz Pitarch nos hacían partícipes de su visión de estos instantes, músicos como Fernando Rickenbacker o Diego Stabilito hacían lo propio con su música, o mi admirado Jesús Marta confinaba sus ilustraciones en latas, y se asomaba a las ventanas ajenas a través del papel y sus rotuladores. Seguramente me dejo a muchos otros.

Tenía que hacer algo, y como siempre, Al Baltax fue mi tabla de salvación. Le pedí total libertad, y me la dió, y con un poquito de complicidad por casa, pude extraer de mi cabeza la imagen que llevaba días rondándome, titulada El Rey del confinamiento. A partir de ella me puse a experimentar...

Y este es el atentado visual perpetrado. Mis disculpas.